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Pensiones: pagar el cuidado

El trabajo de cuidados no remunerado es una pieza fundamental en el desarrollo económico y el bienestar humano. No reconocerlo es seguir desconociendo su participación en la generación de productividad y riqueza”.

Comenzaron los diálogos sociales para la reforma de pensiones, que serán un insumo importante para la discusión parlamentaria del futuro proyecto de ley.

Arribar a una solución con perspectiva de género y que entregue certezas a la población, es un deber que demanda acuerdos transversales amplios. Por tanto, cabe celebrar la decisión de partir este debate con diálogos tripartitos, en cada región del país, entre representantes de los trabajadores/as, empleadores y el gobierno, además de consultas técnicas con organizaciones.

Una de las novedades es que estos diálogos serán liderados por un Consejo Superior Laboral 2.0 -creado en el segundo gobierno de Michelle Bachelet-, su actual presidenta, Silvia Silva de la CUT, y su vicepresidente, el timonel de la CPC, Juan Sutil, siguiendo una metodología de la OIT. Una señal auspiciosa que ojalá contribuya a alejar las visiones cortoplacistas que han imperado en la saga de los retiros del 10% de los fondos de las AFP.

¿Qué se busca? Dar un carácter de seguridad social a la reforma, bajo criterios como la suficiencia (una garantía mínima de pensión garantizada), solidaridad (intra e intergeneracional), equidad de género (a través del reconocimiento del trabajo de cuidados no remunerado y el fin de las tablas de mortalidad diferenciadas por sexo) y la sostenibilidad financiera integral.
En materia de género, si bien existen políticas que podrían asemejarse a algún tipo de reconocimiento de las labores de cuidado, como el Bono por Hijo/a y la Pensión Básica Solidaria de Vejez, es claro que no alcanzan estándares de suficiencia.

Diversas iniciativas alrededor del mundo han buscado subsanar esta situación y pueden ilustrar la magnitud del desafío. En concreto, en el ámbito de protección social, ComunidadMujer ha propuesto poner atención, entre otros, a los créditos por cuidados en el sistema de pensiones. Este es un mecanismo de reconocimiento que se ha expandido y fortalecido, principalmente en Europa y más recientemente en América Latina, y que busca incrementar los derechos jubilatorios de las personas con trayectorias laborales que se han visto interrumpidas por dedicarse a la crianza y la familia.

Estos créditos se asocian a tiempos de licencia o el reconocimiento de un número específico de períodos de contribución. Además, en base a la experiencia de los países que los están aplicando, entre ellos, Alemania, Suecia, Francia y Argentina, los estudios sugieren que cumplen con propósitos más amplios, como prevenir la pobreza entre las mujeres e incentivar el empleo femenino. El desafío de estos tiempos es no sólo limitar estas políticas al cuidado infantil, sino también incorporar a otras personas dependientes, como adultos mayores.

El trabajo de cuidados no remunerado es una pieza fundamental en el desarrollo económico y el bienestar humano. No reconocerlo es seguir desconociendo su participación en la generación de productividad y riqueza.

Por Alejandra Sepúlveda Peñaranda, presidenta ejecutiva de ComunidadMujer.

Columna publicada en La Tercera el viernes 06 de mayo de 2022.