El principal desafío para conquistar este voto será, entonces, entregar información veraz y accesible de la propuesta constitucional. Menos campañas del terror y más análisis serios (…) Pronto sabremos si, para la mayoría de la ciudadanía, es momento o no de tener una nueva Constitución”.
No hay plazo que no se cumpla y hoy los más perentorios son la entrega oficial del texto de la Nueva Constitución, el 4 de julio, y la consulta ciudadana por el apruebo o rechazo del 4 de septiembre. Ambas fechas marcarán hitos en nuestra historia republicana y, por ello, su puesta en escena debe ser un llamado al encuentro, al respeto y a la tolerancia, una señal de que, aunque pensemos distinto, todas y todos tenemos cabida en este Chile que, inmerso en un profundo proceso de transformación, sigue escribiendo su historia.
Por eso, no se entiende que se pretendiera excluir a los ex Presidentes de la ceremonia de presentación del texto constitucional, un ruido innecesario en un momento en que las relaciones de convivencia democrática cobran toda relevancia, y el protagonismo debe dejar de estar en las y los constituyentes, para dar paso al texto mismo, que la ciudadanía debe conocer y ponderar para tomar su decisión.
Dado el nuevo carácter obligatorio de esta elección, más de 15 millones de personas serán convocadas a las urnas en septiembre, el doble del plebiscito de 2020. Para la mitad del padrón esta será una experiencia nueva y, por ello, su comportamiento es impredecible.
Los sondeos siguen mostrando un empate técnico frente a las dos opciones de la papeleta. Así, los ojos están puestos en las y los indecisos, quienes inclinarán la balanza y son, con seguridad, las personas más sensibles a los errores, maximalismos y actitudes performáticas que fueron socavando la confianza en la Convención.
¿Qué se puede decir de las y los indecisos? En junio, Plaza Pública Cadem mostró que alcanzan el 18%; la mayoría son mujeres (23%), mayores de 55 años (23%), de sectores económicos vulnerables (23%), sin posición política (34%) y no votaron en el plebiscito de entrada (30%).
¿Serán las mujeres quienes inclinen, una vez más, la balanza? Todo parece indicar que, junto con las personas mayores de 55 años, ellas serán preponderantes. De hecho, el borrador de la nueva Constitución contiene una amplitud de artículos en pos de la igualdad de género sustantiva, que se pueden considerar avances históricos. Así, en cualquiera de los dos escenarios, y sobre todo de ganar el rechazo, estos deberían ser considerados en las alternativas de cambio constitucional que se propongan.
La última CEP, en tanto, asegura que un 37% de las personas consultadas no ha decidido su voto y las principales razones para ello son: falta de información (49%), no haber leído la propuesta completa o no haberlo pensado (27%), y tener una mala evaluación del funcionamiento de la Convención (17%).
El principal desafío para conquistar este voto será, entonces, entregar información veraz y accesible de la propuesta constitucional. Menos campañas del terror y más análisis serios y argumentados, trabajo que ya está liderando la academia, los organismos internacionales y la sociedad civil. Pero también es relevante el tenor de las vocerías políticas y las que asuman el liderazgo desde la Convención. No pocos han planteado que, saliendo las y los convencionales de la primera línea, será el momento para que las personas indecisas se decanten por una opción. Pronto sabremos si, para la mayoría de la ciudadanía, es momento o no de tener una nueva Constitución.
Por Alejandra Sepúlveda Peñaranda, presidenta ejecutiva de ComunidadMujer.
Columna publicada en La Tercera.