Este 19 hay muchísimas razones para ir a votar. Lo más importante es dar legitimidad al resultado, con una mayoría que decida por el bien común y el futuro de Chile. Más participación mejora nuestra democracia y hace que las personas se sientan mejor representadas por las instituciones del Estado.
Faltan 48 horas para la elección presidencial. La incertidumbre está en el ambiente, no solo por los ajustados resultados de la primera vuelta. También por los estrechos márgenes en las encuestas que han podido conocerse.
En estas semanas vimos a los candidatos y sus equipos desplegarse por todo Chile, tratar de cubrir territorios donde el voto les fue desfavorable, atraer a figuras emblemáticas de distintos mundos y edades, buscando amplias mayorías. Y, como gran factor de esta elección, ambos incorporaron mujeres líderes, como Izkia Siches, jefa de campaña de Boric, y a Evelyn Matthei y Paula Daza, rostros de Kast.
El libreto fue claro: dar un sello de garantía para el ambicionado voto femenino que se vislumbra decisivo: Izkia, como una figura joven y carismática que atrae masas -y no solo al feminismo- y la alcaldesa de Providencia y la ex subsecretaria de Salud, con alto conocimiento público, para dar respaldo al compromiso de su candidato con el no retroceso en derechos de las mujeres. Ello, ante las sospechas fundadas que surgieron de su primer programa y de los dichos misóginos de parlamentarios de ultraderecha electos.
Recordaremos esta campaña polarizada, entre otros, por la irrupción de las noticias falsas -cuyo despliegue conocimos del período de Trump en EE.UU.-, ya no solo esparcidas por bots o fanáticos parapetados en las redes sociales, sino también por autoridades electas y personajes públicos.
Ante la gran tarea por delante, nuestro país necesita salir de la crisis con propuestas sólidas y coherentes, que propicien las necesarias transformaciones con responsabilidad y permitan retomar el diálogo, el reencuentro y no la división. Así, ese ruido con tintes de “campaña sucia” ha dificultado apreciar el fondo de la oferta que cada uno hace al país, a lo que se han sumado los recurrentes cambios en los programas, en buena hora hacia la moderación, tensionando su credibilidad. Lamentablemente, sabemos que la falta de información es uno de los factores decisivos para la abstención, junto con la desconfianza en el sistema político y sus representantes (PNUD, 2020).
La evidencia muestra que, en climas polarizados, la gente tiende a votar más; o bien, cuando la política parece inocua para su vida cotidiana, participa menos. Esa es la gran interrogante de cara al domingo: ¿perciben las personas que en esta elección se juegan dos modelos de país radicalmente distintos, convirtiéndola en la más importante de todas? Imposible predecirlo. En la primera vuelta participó el 47,3% de los 15 millones de personas inscritas. El desafío será atraer a ese 52,7% que no se sintió convocado.
Este 19 hay muchísimas razones para ir a votar. Lo más importante es dar legitimidad al resultado, con una mayoría que decida por el bien común y el futuro de Chile. Más participación mejora nuestra democracia y hace que las personas se sientan mejor representadas por las instituciones del Estado. La gran verdad es que, a pie de urna, cada voto vale lo mismo. Hagamos que ello cuente.
Por Alejandra Sepúlveda, presidenta ejecutiva ComunidadMujer.
Columna publicada en La Tercera el viernes 17 de diciembre de 2021.