Señor Director:
En los últimos años en diversos países han logrado mayoría líderes que prometen el regreso a tiempos de mayor progreso culpando del deterioro a políticas centradas en otorgar beneficios directos y/o indirectos a sectores minoritarios de la sociedad, y al crecimiento ineficiente del Estado, entre otros factores. Si bien los ejemplos más emblemáticos son Argentina y Estados Unidos, esta tendencia ha ganado paulatinamente mayores adeptos en algunos países europeos. La eliminación de programas dedicados a fomentar la diversidad e inclusión, y la derogación de leyes que se han dictado para proteger a las minorías y fomentar la paridad de género representan una tendencia hacia una significativa reversión cultural, y puede sorprender que no hayan generado al menos en lo inmediato reacciones importantes por parte de la sociedad civil.
Quienes creemos que la sociedad se beneficia avanzando a mayores niveles de integración y diversidad debemos preguntarnos a qué se debe el apoyo a líderes cuyo ideario es marcadamente conservador en estas materias. Entre las causas a considerar están la percepción de postergación y trato injusto de algunos sectores y la profundización y en algunos casos imposición de la cultura “woke” en la interacción social, que han ido produciendo una reacción que amenaza con un retroceso en derechos y valores que la mayoría de las personas ha apoyado con decisión en el pasado. Quizás una de las lecciones a extraer es el valor de cuidar en forma decidida que las normas proequidad la aseguren para todos los grupos sociales, sin discriminaciones que afecten los derechos de ninguno.
En Chile los avances en diversidad e inclusión se han logrado mayoritariamente en base a la influencia social y no a la imposición legal a nivel de empresas y organizaciones privadas como estatales. A diferencia de otros países, en lo sustantivo, en Chile no se ha abusado hasta ahora de subsidios discriminatorios o no justificados y la tendencia ha sido avanzar en la corrección de distorsiones e inequidades probadas. A pesar de ello, no es prudente desestimar que aparezcan en nuestro país discursos populistas dirigidos a instalar la idea de que la proactividad en políticas inclusivas resulta en injusticias o abusos, y es necesario cuidar que esos discursos no tengan eco en nuestra sociedad.
El avance logrado en base a la convicción de que las organizaciones se benefician abriéndose a la diversidad y a la igualdad de oportunidades representa un activo que requiere ser cuidado y fomentado.
Escrita por: Vivianne Blanlot, Directora ComunidadMujer