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Un Nuevo Pacto Social

¿Cómo salimos de esta? Con humildad, reconociendo la responsabilidad que a cada cual le cabe en la profundización del malestar social, en haber aceptado un modelo que genera riqueza, pero que la distribuye inequitativamente, provocando una crisis de confianza y de desafección con el sistema político y la élite gobernante, cada vez más alejada de la gente.

Escucho desde mi oficina la protesta con cacerolazos, pacífica y entusiasta de miles de personas en Plaza Italia. Ya suma una semana de estallido social en medio del Estado de Emergencia decretado por el gobierno y tengo la convicción de que nada puede ser igual que antes. Y no debiera serlo, cuando se cuentan cerca de 20 personas muertas estos días, al menos cinco de ellas en manos de agentes del Estado -según el INDH-, y una destrucción inmensa.

Hemos protagonizado una escalada de violencia nunca vista en democracia, con militares en la calle y la amenaza latente de que las cosas se salgan más de control. Pero sobre todo hemos protagonizado marchas multitudinarias en distintas ciudades, exigiendo cambios rotundos a las condiciones de vida de quienes habitamos este país, hartos de tanta desigualdad.

Por fin este lunes el Presidente Piñera anunció una agenda para hacer frente a esta crisis social y política, pero también económica: la de los bolsillos de las familias que no logran solventar el elevado costo de vida y contar con mínimas condiciones de protección frente a vicisitudes que pueden ocurrir: pérdida del empleo, una enfermedad catastrófica, no tener un techo seguro para vivir o la pobreza en la vejez, siendo las mujeres las más afectadas en todos los escenarios.

Esta agenda es un primer paso de los muchos que tendremos que dar para acometer las reformas estructurales que nos permitan superar la extrema desigualdad de ingresos y oportunidades, el clasismo, la segregación, la violencia en el trato y dignidad de las personas, las discriminaciones por género, etnia, orientación sexual y tantos otros síntomas de una sociedad marcada a fuego por el individualismo y donde la promesa de movilidad social resulta un espejismo.

¿Cómo salimos de esta? Con humildad, reconociendo la responsabilidad que a cada cual le cabe en la profundización del malestar social, en haber aceptado sin cuestionamientos un modelo que genera riqueza, pero que la distribuye inequitativamente, provocando una crisis de confianza y de desafección con el sistema político y la élite gobernante, cada vez más alejada de la gente.

Pero también con un Nuevo Pacto Social, que parta por el impulso de un diálogo democrático amplio, donde aquellos que son parte del Chile que nunca ha sido escuchado puedan hablar y poner “los dolores de Chile al centro de la discusión pública”, como declaramos más de 300 organizaciones de la sociedad civil que nos ofrecemos a tender puentes, porque los interlocutores de siempre son insuficientes.

Chile requiere transformaciones profundas y que todos estemos a la altura, dejando de lado cálculos mezquinos y poniendo siempre a las personas por delante. Por eso, también el llamado es a cuidar nuestra democracia y sus instituciones. La ciudadanía no quiere ver espectáculos penosos de desunión y lo que espera de sus representantes es responsabilidad, compromiso por el país y una señal inequívoca de cesión de privilegios. Es tiempo de sumar, apreciando nuestra diversidad, reconstruyendo el sentido de comunidad.

Por Alejandra Sepúlveda Peñaranda, directora ejecutiva de ComunidadMujer.

Columna publicada en La Tercera, el 25 de octubre de 2019.