En Chile, solo el 7% de quienes estudian pregrado en carreras STEM son mujeres, cifra que repercute en su participación laboral y perspectivas futuras. Pero sé que esto no está escrito en piedra y tiene que cambiar.
Sin el desarrollo científico, la humanidad no sería lo que es hoy. La ciencia aplicada a la energía, salud, la química, la biología, la física, el transporte, la educación o la tecnología ha llevado al mundo a superar todo tipo de adversidades y peligros. Sin ir más lejos, la pandemia dejó de ser letal gracias a las vacunas desarrolladas por científicos y científicas de todo el mundo.
Y aún así, a pesar de conocer su importancia, las ciencias siguen siendo espacio sólo para unos pocos y si observamos las cifras con una perspectiva de género, las mujeres se encuentran en clara desventaja. Es cierto que ellas tienen mayores oportunidades para estudiar si comparamos la realidad actual con la de hace 30 o 50 años atrás, pero mi punto es analizar qué carreras están eligiendo las mujeres para desarrollarse profesionalmente.
Según cifras del gobierno, en Chile el 54% de las personas matriculadas en pregrado durante 2021 fueron mujeres, pero solo 1 de cada 4 del área STEM (acrónimo inglés para designar las áreas de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas), correspondió al género femenino.
Pese a que hombres y mujeres cuentan con las mismas capacidades, ellas representan solo el 29% de quienes investigan ciencias en el mundo. Su presencia sigue estando subrepresentada en las STEM. De acuerdo con el Ministerio de Ciencias y Tecnología, en 2019 sólo un 7% de mujeres que se titularon en pregrado lo hicieron en estas disciplinas, lo que convierte a Chile en el país con el porcentaje más bajo de la OCDE en la materia, frenando su progreso hacia un desarrollo sostenible. Me hago la pregunta ¿Podemos desarrollar las tecnologías y la industria del futuro con solo un 7% de mujeres participando?
El mundo requiere más mujeres en ciencias. La brecha de género en las carreras STEM obedece a diversos factores, siendo el principal la poca motivación que se les entrega a niñas y adolescentes para dedicarse a esta área. Los estereotipos de género presentes en nuestra sociedad promueven otro tipo de roles, y se piensa que los talentos de las niñas y jóvenes no están en las matemáticas, la física, la astronomía o la ingeniería mecánica.. Desde el mundo de la educación y pedagogía sabemos que existen sesgos cognitivos que tenemos que derribar, inclusive en clases de ciencias dictadas por profesoras mujeres. Además, al no contar con los recursos ni los referentes debido a la baja presencia femenina, es aún más difícil que una niña por sí sola se motive a dedicarse a una especialidad habitada especialmente por hombres.
Estos son hechos que podemos y debemos cambiar. Las disciplinas STEM son la base para la Agenda 2030 de la ONU para el Desarrollo Sostenible, y la educación en estas materias nos llevarán a crear sociedades inclusivas y sostenibles. La diversidad es la clave para el futuro de la ciencia y hay que aprovechar todo el capital humano que tengamos, empezando por conseguir que más mujeres tengan certeza de que sí son capaces de trabajar y aportar en estos campos.
Hace algunos años tuve la oportunidad de participar en un proyecto junto al BID (Banco Interamericano de Desarrollo) con docentes y estudiantes de educación media superior en México y sus resultados son una muestra de cómo podemos cambiar realidades con un enfoque adecuado. Utilizando una aplicación descargable en teléfonos celulares, Lab4Physics, nos enfocamos en el aprendizaje de la física, acción que tuvo como resultado una significativa mejora en la actitud y disposición de estudiantes hacia esa disciplina, un mejor desempeño en esta área del conocimiento y, lo más relevante, un aumento en el número de jóvenes con interés en seguir una carrera STEM. Con estos resultados nos propusimos llegar a más comunidades y hoy estamos en Antofagasta, junto con Escondida|BHP tenemos un programa llamado STEM+Género donde estamos empoderando a las y los profesores para que democraticen las ciencias con sus estudiantes. Es decir, llegar a tod@s, sin importar tu colegio, tu ciudad, tu género o color de piel. Para todas y todos.
En Chile, solo el 7% de quienes estudian pregrado en carreras STEM son mujeres, cifra que repercute en su participación laboral y perspectivas futuras. Pero sé que esto no está escrito en piedra y tiene que cambiar. Como sociedad tenemos el deber de empoderar e inspirar a niñas para que sientan que las carreras STEM pueden ser parte de sus proyectos vocacionales. Las familias y colegios juegan un rol clave en fomentar el interés de ellas en estas áreas.
Ojalá que los colegios puedan generar mayores instancias de participación e igualdad de oportunidades y aprovechen las herramientas tecnológicas disponibles para potenciar el trabajo en laboratorios y despertar la curiosidad de las jóvenes. Mientras más conversemos sobre ciencia y tecnología, sembraremos la semilla que puede reducir esta brecha en el futuro.
Sabemos que los desafíos globales de hoy son cada vez más complejos de entender y desatar. Por eso la ciencia necesita un grupo más diverso de personas, capaces de traer visiones y habilidades diferentes en el campo de la investigación. Quién sabe, la próxima gran científica e ingeniera que lidere las transformaciones del mañana puede estar en una de nuestras salas de clases ¡no la perdamos!
Por Komal Dadlani, Bioquímica, CEO y cofundadora de Lab4U
Columna publicada en Timeline.cl