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Sin cuidado no hay trabajo, punto

La crisis del cuidado tiene el poder de distorsionar la economía para una generación completa. No solo se trata del impacto en las mujeres, también afecta a los niños y niñas que no están recibiendo una educación completa.

Podemos estar diseñando muchos planes de reactivación, pero la crisis del cuidado que agudizó y visibilizó la pandemia, es urgente de resolver. El cómo damos protección a niños y niñas y, al mismo tiempo, preservamos y estimulamos el trabajo remunerado de sus madres y padres, es un problema país con efectos que, no abordados a tiempo, podríamos lamentar. Más aún cuando ya alcanzamos las tasas de desocupación (11%) e inactividad más altas de la última década, tanto para hombres como para mujeres (35% y 57%, respectivamente, según última ENE).

La entrada en vigencia de la Licencia Preventiva Covid-19 es un paso importante, pero no suficiente. Salir del mercado laboral, aunque esté provisionalmente cubierto por el seguro de cesantía, tendrá efectos de largo plazo en las trabajadoras. Su regreso se ve complejo e incierto mientras permanezcan cerradas las salas cuna, jardines infantiles y colegios.

La crisis del cuidado tiene pues, el poder de distorsionar la economía para una generación completa. No solo se trata del impacto en las mujeres, quienes ya desde mucho antes tomaban decisiones difíciles entre el avance laboral y sus roles familiares; también afecta a los niños y niñas que no están recibiendo una educación completa, según advirtió recientemente la economista Betsey Stevenson, asesora del ex Presidente Obama.

Un sector crucial en la cadena de producción son las instituciones en las cuales se puede delegar el cuidado (salas cuna, jardines infantiles, colegios). Podría resultar extraño situarlo bajo este concepto pero ComunidadMujer en su reciente estudio ¿Cuánto aportamos al PIB? dio cuenta de la relevancia del Trabajo Doméstico y de Cuidado. Sin él no hay sociedad ni economía que funcione.

Muchas de estas instituciones han quebrado o están a punto de hacerlo. Varias, tanto públicas como privadas, están poniendo en riesgo a su capital más importante: sus educadores/as. En este sentido, dentro de los millonarios rescates aprobados, debe considerarse este como sector estratégico. De otro modo, no es posible recuperar los trabajos.

Por lo tanto, necesitamos avanzar en subsidios de cuidado infantil de emergencia para asegurar que estén disponibles en cada comunidad. Impulsar políticas públicas que alienten a empleadores a contratar a las mujeres que estuvieron un tiempo fuera de la fuerza laboral para hacer frente al cierre de las instituciones de cuidado/educación, así como reformas legales que eliminen el mayor costo de contratación de ellas por razón de maternidad y promuevan la corresponsabilidad parental y social.

Es hora de crear un Sistema Nacional de Cuidado de acceso universal. “Si (los gobiernos) quieren desatar una ola de crecimiento económico deben invertir en la próxima generación, para que la actual pueda hacer su trabajo y la próxima esté preparada para hacerlo mucho mejor”, advierte Stevenson.

Por Alejandra Sepúlveda Peñaranda, Directora Ejecutiva de ComunidadMujer.

Columna publicada en La Tercera el jueves 30 de julio de 2020.