A lo largo del ciclo de vida, las personas viven períodos en que, por razones de edad, enfermedad o discapacidad, son dependientes de otras para satisfacer sus necesidades de alimentación, higiene, salud, educación, recreación, entre otras. En nuestras sociedades, el mecanismo para la resolución de estas necesidades se ha basado en la tradicional división sexual del trabajo que define al hombre como proveedor y sustentador económico y a la mujer como dueña de casa y cuidadora por excelencia. Sin embargo, el escenario ha cambiado y se ha cuestionado transversalmente la sustentabilidad de esta estrategia.
Por un lado, entre las chilenas ha crecido la participación laboral, disminuyendo su capacidad de cuidado en el espacio doméstico. Por otro lado, el aumento de la esperanza de vida y el envejecimiento de la población han transformado el perfil de la demanda de cuidados en Chile, con una presencia creciente de población adulta mayor que cada vez vive más años e impone necesidades de cuidado sumamente complejas que, en muchos casos, demanda una profesionalización de esta labor.
Este boletín aporta a la desnaturalización de los arreglos sociales y familiares tradicionales. Para ello, retrata la responsabilidad que asumen las familias y, específicamente, las mujeres adultas en el cuidado de los grupos dependientes de la sociedad chilena.