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Goldin, los hijos y la brecha salarial

El merecido Nobel de Economía a Claudia Goldin llega en un momento muy oportuno para las discusiones que estamos teniendo en Chile. Llevamos años poniendo foco en los factores que dificultan el acceso, desarrollo y permanencia de las mujeres en el mundo del trabajo y qué causa sus menores oportunidades. Y Goldin, con su enorme trabajo, alumbra las persistentes causas de esto.

¡Qué importante y necesario es que Claudia Goldin haya recibido estos días el Nobel de Economía, liderando el estudio de las trayectorias laborales de las mujeres en los últimos 200 años! Esta noticia eleva a la máxima categoría global el desafío de tomar en serio la evidencia sobre las brechas de género en el mercado laboral, los factores que inciden en ella, pero sobre todo la urgencia de tomar acciones, decisiones de política pública y también organizacionales, si queremos que toda la sociedad se beneficie, como así ocurriría, de oportunidades más equitativas.

El reconocimiento llega en un momento muy oportuno para las discusiones que estamos teniendo en Chile. Llevamos años poniendo foco en los factores que dificultan el acceso, desarrollo y permanencia de las mujeres en el mundo del trabajo y qué causa sus menores oportunidades. Y Goldin, con su enorme trabajo, alumbra las persistentes causas de esto. Nos dice que si históricamente, gran parte de la brecha salarial se explica por diferencias en la educación y las opciones ocupacionales, las razones más profundas surgen con el nacimiento del primer hijo/as, en desmedro de las mujeres.

Esto que es un problema común a muchos países, en Chile ya fue medido. Un reciente análisis del economista Dante Contreras (Coes, 2023) analiza, justamente, cómo incide la maternidad en las trayectorias laborales y salarios, lo que a nivel internacional se ha documentado como “multa por hijo/a”. Qué más decidor.

Al examinar la probabilidad de estar empleado/a, la evidencia encontrada muestra que el camino de hombres y mujeres es similar hasta 9 meses antes del nacimiento del primer hijo/a. A partir de ese momento, la probabilidad de empleo aumenta para los hombres y disminuye para las mujeres. 20 meses después, la brecha laboral es de casi 15 puntos porcentuales y los ingresos de las mujeres experimentan una disminución del 35% en el sector privado y 20% en el público.

Precisamente, el trabajo de Goldin señala con el dedo cuánto de la brecha salarial se explica por variables observables en el mercado laboral o la educación, cuánto se debe a los sesgos de género y, sobre todo, cuánto influye quién asume el mayor costo del cuidado de los hijos/as y tareas del hogar. La gran respuesta es la famosa falta de corresponsabilidad.

El reconocimiento a Goldin es un llamado de atención que nos debe empujar a concretar reformas tan importantes como las de sala cuna y pensiones. Necesitamos asegurar a las mujeres su ingreso, desarrollo y permanencia en el mundo del trabajo, para una mejor vejez, más digna y plena. Es un círculo virtuoso de crecimiento y bienestar para ellas, sus familias, para todas y todos. Esta es la conversación que debe instalarse en los tomadores de decisiones.

Como dijo Goldin, ya se está hablando en el mundo de “cuidado infantil universal y del diseño de políticas para que las hijas no sean las que se conviertan en trabajadoras no remuneradas que cuiden de sus padres”. Qué más alineado con los actuales dilemas que nos aquejan.

Por Alejandra Sepúlveda Peñaranda, presidenta ejecutiva de ComunidadMujer

Columna publicada en La Tercera