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Hombres cuidadores: el salto cultural que necesitamos

“Los hombres no tienen derechos de cuidado propios, salvo el restringido permiso de 5 días por nacimiento de un hijo/a y, más recientemente, el seguro obligatorio contemplado en la Ley SANNA. Los efectos de la falta de derechos para los padres en la inequitativa distribución en los roles de cuidado demuestran lo lejos que estamos de alcanzar una mayor corresponsabilidad”

Desde 1917, cuando se promulgaron las primeras normativas que reconocieron derechos a las madres trabajadoras, hasta el día de hoy, el avance de la protección a la maternidad en Chile ha sido significativo pero, en esta evolución, los padres trabajadores han sido prácticamente dejados de lado.

Los derechos que contempla el Código Laboral vinculados al nacimiento y cuidado de los hijos e hijas son, en su mayoría, de titularidad de las mujeres, como el posnatal parental, el permiso por enfermedad grave del hijo/a menor de un año y la sala cuna, que aún cuenta con el injustificable límite de 20 trabajadoras contratadas.

Los hombres no tienen derechos de cuidado propios, salvo el restringido permiso de 5 días por nacimiento de un hijo/a, que no es pagado por el fisco sino por el empleador y, más recientemente, el seguro obligatorio contemplado en la Ley SANNA (2017). Los efectos de la falta de derechos para los padres en la inequitativa distribución en los roles de cuidado demuestran lo lejos que estamos de alcanzar una mayor corresponsabilidad.

Así, desde que entró en vigor el posnatal de seis meses -que contempla la posibilidad de traspasar al padre, hacia el final de la licencia, un máximo de seis semanas en jornada completa y 12 semanas en media jornada-, en 2011, y el año pasado, sólo 2.455 hombres (0,23%) solicitaron este permiso, de un total de 1.084.925 subsidios iniciados en este periodo. De hecho, en 2022 fueron 189 padres (0,22%) usuarios de un total de 85.775 licencias entregadas, según dio a conocer la Superintendencia de Seguridad Social esta semana.

El contrapunto a esta realidad es la Ley SANNA, que permite a cada madre y padre trabajador pedir una licencia pagada de entre 45 y 90 días por año, para cuidar a un hijo/a entre 1 y 18 años con una condición grave de salud. Este seguro obligatorio, desde su diseño, ha incentivado que los padres sí ejerzan su derecho a cuidar. En concreto, entre 2018 y 2022, 939 madres y 726 padres, de un total de 1.453 niños/as con enfermedad grave, utilizaron el permiso. Ellas tomaron en promedio 167 días de licencia, traspasando solo 19 días los padres; mientras que ellos tomaron en promedio 115 días y solo dos fueron transferidos a las madres (Paredes, Pérez y Pino 2023).

Al comparar ambas normativas, resulta evidente que necesitamos hacer una reingeniería del sistema de protección a la maternidad chileno para que se haga cargo, de una vez por todas, del ejercicio de una paternidad activa, equiparar oportunidades de hombres y mujeres en el mercado laboral, facilitar la conciliación de la vida familiar y laboral para ambos, institucionalizar el principio de corresponsabilidad parental y social y, en definitiva, ponernos a tono con las demandas sociales del siglo XXI.

Más padres en Chile ejerciendo su derecho al cuidado y realizando las tareas del hogar, cambiarían la fisonomía de nuestra sociedad y sería un enorme salto cultural, necesario e inspirador para las futuras generaciones.

Columna publicada en La Tercera.