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Hoy más que nunca, empresas por una sociedad libre de violencia de género

En el ámbito del trabajo, la violencia de género adopta las formas de acoso sexual y acoso laboral y fuera de él, la violencia doméstica y de pareja. Todas tienen efectos en el empleo, comportan riesgos financieros y psicosociales, impactando en la productividad, el clima laboral, la seguridad, la salud y el bienestar personal.

En el marco del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres y las Niñas, ComunidadMujer convocó a un encuentro para comenzar a dialogar y colaborar en torno a un tema importantísimo: la violencia de género. Una de las dimensiones más dolorosas de la desigualdad de género y, aun así, la más desconocida o innombrada en el mundo del trabajo.

Sabemos de ella, sabemos que existe, pero aún no la hemos dimensionado del todo. Por eso, los datos destacados por el PNUD en el marco de la iniciativa spotlight resultan ilustrativos y remecedores: 1/3 de la fuerza laboral femenina en el mundo ha experimentado o experimentará violencia física o sexual a lo largo de su vida. (Iniciativa Spotlight para América Latina, PNUD, AECID, 2021).

Quisimos reunir a los principales actores del mundo del trabajo bajo un llamado sugerente: “Hoy más que nunca, empresas por una sociedad libre de violencia de género”, porque creemos firmemente en la colaboración público-privada y en las alianzas virtuosas; porque es un asunto clave en nuestra organización está centrando parte de su atención y accionar; y porque necesitamos avanzar, renovando esfuerzos e innovando, para contribuir a erradicar este flagelo, que afecta desproporcionadamente a las mujeres.

En el ámbito del trabajo, la violencia de género adopta las formas de acoso sexual y acoso laboral y fuera de él, la violencia doméstica y de pareja. Todas tienen efectos en el empleo, comportan riesgos financieros y psicosociales, impactando en la productividad, el clima laboral, la seguridad, la salud y el bienestar personal. Por eso, hablar de trabajo decente, de inclusión sostenible, del progreso de las mujeres en el mundo laboral implica no desviar la mirada hacia estos temas, por muy difíciles e incómodos que sean.

La ratificación del Convenio 190 de la OIT, hoy en trámite en el Congreso a instancias del Ejecutivo, representa un paso importante y necesario. Se trata de las primeras normas internacionales que entregan un marco común, como complemento a la legislación nacional, sobre la violencia por razón de género en el mundo del trabajo, al incorporar definiciones, reconocer el derecho de toda persona a desempeñar su labor en un ambiente libre de este flagelo, además de instar a los gobiernos, a las organizaciones de empleadores y de trabajadores/as, y a las instituciones del mercado laboral a contribuir con medidas apropiadas para su prevención y abordaje.

La Dirección del Trabajo registró 5.197 denuncias por presunto acoso laboral entre 2019 y 2021, de las cuales 2.574 fueron presentadas por trabajadoras en sectores como el comercio, la educación, la administración y los servicios. En tanto, las denuncias por presunto acoso sexual en el mismo periodo sumaron 2.003, y las efectuadas en el marco de la ley 20.005, alrededor de mil. Por su parte, la Encuesta Laboral 2019, aplicada a 7.990 empresas, reveló que un 10,1% de las personas encuestadas presenció en su empresa alguna conducta de acoso laboral, acoso sexual o maltrato.

Ya es hora de admitir que la violencia de género puede existir en cualquier espacio laboral, aun cuando es difícil saber su real prevalencia. Ello, porque tiende a ser ocultada por las víctimas, debido al elevado costo que tiene la denuncia, el temor a perder el empleo, ser cuestionada y estigmatizada.
Así, solo 1 de cada 5 mujeres reporta situaciones de acoso a sus empleadores y no contamos en Chile con mediciones representativas del alcance de esta expresión de la violencia de género en el trabajo como tampoco de las mujeres trabajadoras afectadas por violencia doméstica y de pareja.

Contribuir a su prevención, sanción y erradicación es fundamental para la protección de los derechos laborales -hoy también desafiados por los nuevos formatos vinculados a la digitalización, al trabajo remoto y la separación a menudo difusa que éste plantea entre el lugar de trabajo y los hogares-. Asimismo, es parte esencial de la conducta empresarial responsable; del cumplimiento de los objetivos de desarrollo sostenible, de los criterios ESG y en general del conjunto de normas, regulaciones, iniciativas y buenas prácticas que impulsan el cierre de brechas de género en el mundo laboral.

Es hora de hablar sobre el tema y ocuparse.

Palabras de Alejandra Sepúlveda, presidenta ejecutiva de ComunidadMujer, en el marco del seminario “Hoy más que nunca, empresas por una sociedad libre de violencia de género”, el 23 de noviembre.