Queremos que más mujeres se incorporen al mercado laboral formal, ojalá por más años y con mejores remuneraciones, pero a la hora de jubilarse ¿las seguiremos castigando por vivir más?”
Las desigualdades previsionales que experimentan las mujeres no pueden seguir postergadas. Éstas tienen su origen en brechas en el mercado del trabajo y en las reglas normativas actuales.
Una de las discriminaciones propias del régimen previsional se da a través del cálculo de pensiones sobre la base de tablas de mortalidad diferenciadas según sexo, que fijan la esperanza de vida en 85,24 años para hombres de 65 años y en 90,31 años para mujeres de 60. Incluso en el supuesto de tener la misma cantidad de años contribuidos, salario y edad de jubilación que los hombres, ellas obtienen un beneficio 15% menor, porque el monto acumulado en sus cuentas debe distribuirse por más tiempo. Se trata de una “penalización” por el hecho de vivir más.
La reforma planteada por el Ejecutivo introduce tres complementos a las pensiones de las mujeres dentro de un Seguro Social, uno de ellos es la compensación por la mayor esperanza de vida. Allí se plantea que las mujeres cotizantes, desde los 65 años, tengan derecho a un bono mensual para reparar las diferencias en su pensión de capitalización individual, propuesta que ha suscitado críticas, como que tendría un escaso efecto y que solo beneficiaría a las mujeres que tienen pensiones más altas y que se jubilan a mayor edad.
Según simulaciones de ComunidadMujer, respecto al monto proyectado del bono compensatorio una afiliada sin cónyuge ni hijos/as beneficiarios/as de pensión de sobrevivencia, que se jubiló en 2022 a los 60 años con una pensión de referencia de 5,6 UF ($196.621), recibiría un bono de $1.261 (0,6% de su pensión). En tanto, una afiliada que se jubila a los 65 años con una pensión de referencia de 15 UF ($526.665) recibiría una compensación de $83.457 (15,8% de su pensión).
Parece del todo natural que una mujer que ha cotizado por más tiempo y ha acumulado más capital reciba un bono compensatorio mayor. Esto dado que las mujeres -y también los hombres- que cotizaron menos en el sistema y por menos ingresos están cubiertas por la Pensión Garantizada Universal (PGU) y sus tasas de reemplazo (relación entre el nivel de pensión y el nivel de ingresos con que contribuyó al sistema en su vida laboral activa) ya sería superior al 100%, y aumentaría en la medida que la PGU suba.
En cambio, la evidencia muestra que en el grupo de mujeres de ingresos medios altos (cuarto quintil) están los mayores rezagos en la tasa de reemplazo. Este bono compensatorio buscaría subsanar ese problema y no el de reducir la pobreza, para lo cual existe la PGU.
Parece contraintuitivo, pero no lo es. Queremos que más mujeres se incorporen al mercado laboral formal, ojalá por más años y con mejores remuneraciones, pero a la hora de jubilarse ¿las seguiremos castigando por vivir más? Vale la pena tener este debate, para mejorar las pensiones en su conjunto. Esta es una materia urgente de abordar para llegar a acuerdos sin más dilaciones.
Por Alejandra Sepúlveda Peñaranda, presidenta ejecutiva de ComunidadMujer.
Columna publicada en La Tercera