En junio próximo entra en vigencia en Chile el convenio 190 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), un documento que entrega a los países lineamientos para erradicar la violencia y el acoso en el ámbito laboral.
Y si bien su marco de acción es justamente el mundo del trabajo, situándolo al interior de las empresas y organizaciones, un eje clave -y algo desconocido del convenio- es que también reconoce los efectos perjudiciales de la violencia doméstica sobre el empleo, la productividad, la seguridad y la salud de las personas, particularmente de las mujeres.
A raíz de este hito, ComunidadMujer elaboró un documento en el que rescató algunas de las iniciativas que han implementado las empresas en esta materia, y entregó algunos lineamientos que podrían ayudar a erradicar este problema.
“Si bien la violencia doméstica ocurre en el espacio privado, no es un problema únicamente privado y personal porque repercute en el mundo laboral. Por eso es importante que las empresas vean que su abordaje a través de la prevención y detección es estratégico”, plantea Alejandra Sepúlveda, presidenta ejecutiva de ComunidadMujer.
Casos de estudio
En Chile, una de las iniciativas más relevantes en esta línea se encuentra incluida en la Norma NCh3262:2021, que propone un sistema de gestión para la igualdad de género y conciliación de la vida laboral, familiar y personal.
Para acceder a esta certificación se les exige a las empresas contar con herramientas para la prevención, detección y derivación de la violencia intrafamiliar. Actualmente, 105 organizaciones se han certificado.
Laboratorio Bagó Chile es una de las empresas que ha implementado desde el 2007 una política antiviolencia, en cuyo marco ha desarrollado una línea de prevención de violencia intrafamiliar, destaca ComunidadMujer.
El texto también realza la experiencia de Avon, que en 2020 implementó un protocolo de violencia de género y, adicionalmente, lanzó una serie de campañas públicas como “Cambia el trato” (2018) que, a través de spots animados, buscó concientizar a los hombres de esta problemática.
ISA Intervial es otro caso destacado, ya durante 2022 implementó nuevos procedimientos para la prevención del acoso laboral y sexual y de gestión de la violencia intrafamiliar, con planes de comunicación y formación en estos temas y capacitaciones en la prevención del acoso laboral y sexual, en el abordaje de la violencia intrafamiliar, entre otros.
En el mundo público, ComunidadMujer destacó a Codelco, firma que cuenta con un procedimiento de denuncias presenciales con notificación al superior jerárquico y posterior investigación, y derivación a las entidades de denuncia y apoyo hacia las víctimas de violencia intrafamiliar.
Las recomendaciones
Para Sepúlveda si bien el convenio de la OIT “marca una hoja de ruta” para abordar el tema, recalca que esta problemática requiere ser abordada profundamente por parte de las empresas, y no solo como un check list a cumplir.
“Está estudiado y comprobado que la violencia doméstica afecta al empleo, comporta riesgos financieros y psicosociales, impacta en la productividad, el clima laboral,la seguridad, la salud y el bienestar personal de las trabajadoras, que son las más afectadas y también de los trabajadores”, sostiene la vocera.
Para ComunidadMujer es clave avanzar en iniciativas concretas. La primera es visibilizar los efectos cualitativos y cuantitativos de la violencia doméstica en el mercado del trabajo y en las economías nacionales. Para ello, plantean que es importante contar con información estadística, que podría recabarse con instrumentos vigentes como la Encuesta de Violencia contra la Mujer en el Ámbito de Violencia Intrafamiliar y la Encuesta Laboral.
También plantean que es necesario garantizar la estabilidad laboral de las víctimas de violencia doméstica y avanzar hacia la implementación de licencias por violencia doméstica/intrafamiliar que otorguen un soporte a quienes deciden denunciar. Además de incentivar buenas prácticas de prevención, detección y atención de la violencia doméstica en el mundo laboral con foco en las víctimas, como la elaboración de políticas de contratación y protocolos de asistencia y derivación, para la organización resulta fundamental trabajar en iniciativas socioeducativas que promuevan los espacios laborales como entornos de resocialización de las masculinidades.
“Con esto, se espera que hombres que ejercen violencia -o que potencialmente pueden hacerlo- revisen y reflexionen sobre sus conductas, sistemas de creencias y normas relativas a la violencia”, rescata el documento.
Fuente: Diario Financiero